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.......................NOCHEBUENA........

A punto de ponerme a pelar patatas para hacer una tortilla patria a mis anfitriones de esta noche, me tomo unos minutos para escribir unas líneas de mi llegada a África.

Después de 36 horas desde que mi madre me despidió en la estación de autobuses, llegué ayer al filo de las once de la noche hora local. Lo primero que me sorprendió antes mismo de aterrizar fue la tremenda oscuridad de Abiyán durante la noche. A diferencia de Accra (Ghana), donde hicimos una escala técnica un par de horas antes, la capital de Costa de Marfil presentaba apenas unas pocas zonas iluminadas de manera lánguida y casi nada de trafico en sus calles.

Nada más salir del avión recibí, por un lado, el tortazo de un calor pegajoso y denso propio de una zona tan próxima al Ecuador. A ese tortazo, le siguió un manotazo del oficial de fronteras, ya que entre lo grogui que estaba y lo poco que sé de francés, no debí de entender muy bien las indicaciones que me daba para obtener mis huellas dactilares.

Pasados los trámites y después de que un policía de la aduana me pidiera 10 euros sin ningún tipo de pudor -a lo que me negué haciéndome el loco- me encontré con Anne Laure y el chófer de la ONG que me esperaban desde hacía un buen rato.

Abrazos, besos y presentaciones... Y ya estaba rodando por el África negra, un continente desconocido y misterioso que poco a poco voy desvelando. El coche,de Save the Children, con matrícula diplomática, salvó varios controles policiales sin contratiempos. Mientras los agentes, Kalasnikov en ristre, nos daban paso, Anne me explicaba detalles de la ciudad -las exiguas luces navideñas han sido financiadas por el
Barça, por ejemplo- o de la guerra de 2010: los barrios más afectados, parques intransitables en los que aún se apostan opositores armados, y de cómo la estabilidad del país se puede ir al traste en cuestión de segundos. "La semana pasada, en el barrio de Youpougon asaltaron una comisaría, es por eso que hay que tomar precauciones".

Algunas de ellas son por ejemplo perdernos la bonita zona de Grand Bassam, en el sudeste del país, declarada "zona roja", hace unos días. También el chalé que pone a nuestra disposición la ONG tiene grandes medidas de seguridad: agente las 24 horas del día, alambre de espino, puertas de acero en cada habitación y teléfono vía satélite. Todo esto se debe a que la casa fue diseñada durante la guerra para evitar asaltos. Ahora que hay paz, en unos meses la ONG la venderá al mejor postor.

Es un caserón amplio y luminoso, con un pequeño jardín e incluso una piscina donde refrescarse en las horas de mayor calor. A menudo recorren paredes y muebles unos lagartos tipo iguana de aspecto descarado, con la cara y la cola rojas y el cuerpo negruzco, que cabecean todo el tiempo. Inspirado por mi héroe Frank de la Jungla, he intentado dar caza a un par, aunque con relativo éxito.

Por el día, el barrio en el que nos encontramos es populoso y animado. Hemos comido mandioca y pollo asado en un "maqui" o cantina local. Las calles son ruinosas y junto a los muros se acumulan cascotes y desperdicios, pero el mal estado de las infraestructuras se ve compensado por el carácter alegre y hospitalario de los lugareños.

A partir de mañana profundizaré en la cultura y el día a día de este país. Hasta entonces, pasaré la Nochebuena acompañado de ocho cooperantes. Espero aprecien las tortillas y el jamón serrano que, por cierto, logró traspasar la aduana.

¡Feliz noche y feliz Navidad!




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